Monday, September 11, 2006

Mi tormento diario (la gente tiene muchos aires*, sirocos y tramontanas mayormente)

¿Has hablado con Olggggggggaaaaaah? [Primer espasmo] Puesssssss mira, YO (en mayúscula, porque YO soy de ese tipo de mujer que habla en mayúscula, en cursiva, en negrita y en versalitas si hace falta) soy Evvvvvvva (también sé pronunciar las oclusivas) y... Ah... Sí... [Segundo espasmo] Puesssssss mira, es que... Ah, ¿que no te suena nada de lo que estoy hablannnnnnddddddo?... [Tercer espasmo y fundido en negro, o sea, CIEGO de ira]

¿Por qué? ¿Por qué, si has nacido en Vallecas o Moralzarzal (o en pleno corazón de esa alcachofa proustiana llamada barrio de Salamanca, para el caso es lo mismo), la gente habla así? La única razón de peso que puedo admitir para justificar esa languidez oral es una inyección de novocaína. Y ni aun así. Los logopedas están para algo, darling. En tu caso, bonita, un logopeda es casi tan necesario como un director espiritual. Más, si cabe, ya que dudo mucho que la gente que habla así tenga alma, sólo una lengua que, desafortunadamente, no le cabe dentro del paladar.

* Ay, Dios mío, cada día echo más de menos un poco de decoro. Un poco de decoro y un lanzallamas.