Este fin de semana, en un hospital público —ya sabéis: olor a ácido fénico, a repollo, a lejía y a humanidad—, he descubierto a otra escritora que vosotros, queridísimos, debéis leer si queréis cultivar un poco vuestro (buen) gusto: Sybille Bedford.
La editorial Salamandra, responsable de algunos de los libros más feos y peor impresos del mercado, acaba de publicar Fragmentos de vida, una auténtica delicia. Os lo recomiendo.