Sunday, January 28, 2007

Superfan de Julian Mclaren-Ross

Llevo todo el día escribiendo para otro blog, porque al fin y al cabo “La pela es la pela”. Pero me siento un poco sucio, porque al fin y al cabo yo empecé a hacer esto para desahogarme y me encuentro con que, al final, empieza a ahogarme un poquito. Plegarias atendidas. Otra vez.

En fin, como este es un blog sobre gustos, quiero hablaros hoy de mi último descubrimiento: Julian Maclaren-Ross. En realidad, el descubrimiento no es mío, sino de esa editorial llamada Lumen a la que, desde aquí, quiero decir: “¡Te pongo un piso, Lumen! ¡Te pongo un piso!”

Qué maravilla de autores. Qué maravilla de catálogo. Qué maravilla de todo. Y qué envidia, también. En fin, el caso es que en la solapa explican un poco quién fue este señor, “una leyenda en vida: protagonista de la vida bohemia del Soho londinense, eterno perdedor, fabuloso imitador y genial novelista, fue admirado por escritores como Graham Greene, George Orwell, Evelyn Waugh, Anthony Powell —quien lo retrató magistralmente en su ciclo novelístico Una danza para la música del tiempo— o Cyril Connolly, su primer editor en la revista Horizon”.

Su novela, De amor y hambre, es una delicia. También es tristísima, que conste. Pero nadie dijo que esto de descubrir a autores olvidados fuese un paseo por el campo. Aunque casi mejor, porque a mí el campo me espanta.

Thursday, January 11, 2007

¿Sexo? No te diré que no... pero, vamos, tampoco es para tanto

¿Está el sexo sobrevalorado? Yo creo que sí. Mucho. Jamás he experimentado esa epifanía que supuestamente proporciona el sexo. Jamás me he abandonado, ni Dios se me ha revelado en supremo goce del orgasmo, ni nada parecido. Dios no se me ha revelado ni en la cama ni fuera de ella. Para mí, el sexo ha sido un pasatiempo más o menos inocente, más o menos lúdico, pero también un poco insustancial. El sexo, con mayúsculas, S-E-X-O, existe –supongo–, pero yo no lo he descubierto. Y cuando veo el efecto que tiene en los demás, me doy cuenta de que no lo quiero NI EN PINTURA acrílica.

Y punto.

Thursday, January 04, 2007

Belleza, una obsesión

Scott-Fitzgerald y Truman Capote tienen vidas paralelas, como Alejandro y Julio César o Foción y Catón el Menor. Los dos creían que los Ricos y Famosos eran diferentes, como ejemplares de otra especie; la botella acabó marchitando el talento de ambos (y su cutis, claro); los dos tenían muy presente que el cine había renovado completamente la forma de narrar del siglo XX. Los dos, en definitiva, me apasionan.

Ya he escrito sobre ellos en multitud de ocasiones y NO voy a volver a hacerlo hoy. Pero hay algo que sí quiero resaltar hoy, y es esa obsesión por la belleza que tienen ambos, una obsesión absolutamente cinematográfica, que me vuelvo a encontrar en una de mis escritoras favoritas, Nancy Mitford. “La belleza a fin de cuentas es algo más que la suma de los huesos, ya que si bien los huesos pertenecen a la muerte, y aún resisten tras el declive, la belleza es algo vivo y palpitante”. ¡Toma ya!

La belleza ha sido una de mis obsesiones desde que era niño. La belleza da un aura diferente, única, que te convierte en alguien de otro planeta. La gente guapa ES distinta. No sólo se comporta de otra manera, sino que es… diferente. La belleza es como la marca de Caín. En muchos casos, es también como el beso de la muerte (pienso en Marlene y Greta, por ejemplo, vampirizadas por su propia belleza). Pero en general la belleza es… Oro. Como oro puro.

Me encanta la belleza. Y los bellos.

Tuesday, January 02, 2007

Exigencia vs. Resistencia

Me apasiona Portugal. Acabo de llegar de Coimbra y la realidad española, especialmente la realidad madrileña, una ciudad que huele a pis que tira de espaldas, me ha golpeado en plena cara. Este país, y supongo que en general todo Occidente, está condenado. Decadencia me parece un término demasiado suave para describir esta agonía. Vivimos una época infame. Infame de verdad. ¿Tanto trabajo cuesta ser mínimamente agradable y cortés? Al parecer, para nosotros, los españoles, sí. Pero en cuanto pones un pie fuera de España te das cuenta de que no es así. Lo normal no es ser soez o maleducado, lo normal no es la falta de profesionalidad, la descortesía, la zafiedad. No. Eso NO es lo normal. Y yo, este año, pienso resistir. Y exigir. Ya está bien de aguantar. 2007 no va a ser el año de la resistencia, sino de la exigencia. Exijo un poco de buen gusto, para variar…